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EL CINE QUE VIENE

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Adivina quien vuelve al lugar equivocado, en el momento oportuno


"LA JUNGLA 4.0" (2007) Título original: "Live free or die hard (Die hard 4)" Duración: 130 minutos Nacionalidad: USA Género: Acción

Director: Len Wiseman Guión: Mark Bomback (Historia: Mark Bomback, David Marconi. Personajes: Roderick Thorpe) Música: Marco Beltrami Fotografía: Simon Duggan Montaje: Nicolas de Toth Intérpretes: Bruce Willis, Justin Long, Maggie Q, Timothy Olyphant, Jeffrey Wright, Mary Elizabeth Winstead, Cliff Curtis, Kevin Smith, Jonathan Sadowski, Andrew Friedman Web oficial: http://microsites2.foxinternational.com/es/diehard4movie/

SINOPSIS:

Un ataque a la vulnerable infraestructura informática de Estados Unidos comienza a apagar poco a poco a la nación entera. La misteriosa figura detrás de este plan devastador ha cuidado hasta el más mínimo detalle, pero nunca contó con John McClane (Bruce Willis).

OPINION:

Soy un fan de John McClane y todas sus aventuras. Esto tiene dos lecturas para afrontar el visionado de la cuarta entrega. El entusiasmo podría apoderarse del fan más acérrimo y no ver el bosque o bien, la exigencia es tan grande que se busca la comparación compulsiva con las anteriores despreciando cualquier atisbo de singularidad situando la vara de medir en un lugar injusto. Esta última opción es la más plausible para un fan de una saga como ya ocurriera con "Star Wars". Por eso, el mayor reto de la película consistía mezclar en un cóctel las señas de identidad de la serie adaptando la franquicia a los tiempos que corren en lo que a cine de acción se refiere. Cecil B DeMille dijo en una ocasión que "las películas deben comenzar con un terremoto e ir creciendo en acción". "La jungla de cristal" y secuelas lleva al extremo esta afirmación y es una de las claves para entender por qué ocupan un lugar privilegiado en el género.

El director
Len Wiseman es el responsable de la notable "Underworld" y su floja secuela. Cuando lo contrataron para dirigir esta cuarta parte tuve mis reservas. No porque filmara mal las escenas de acción, sino porque no pudiera estar a la altura de la excelencia de los anteriores títulos. Con la tendencia creciente del cine actual de utilizar la cámara nerviosa con un montaje que volvería loco e histérico a Jesús Quintero, Wiseman no se ha dejado llevar por la moda y ha optado por una dirección más clásica (sin llevarla al extremo). La cinta se beneficia de esta decisión y así degustamos escenas como el plano de uno de los malos saltando de un edificio a otro con la cámara volando detrás de él o el espectacular salto del coche que colisiona con el helicóptero. Se nota que la ha dirigido un fan de la serie y que ha sabido mantener la esencia y constantes vitales de la misma. Wiseman le contó a Willis que con 14 años (edad que tenía cuando se estrenó "La jungla de cristal") rodó en el jardín de casa de sus padres con su cámara de Súper 8 una versión de la película. Quería que Willis repitiera cosas que ya se habían hecho en las anteriores y este se negaba porque buscaba algo nuevo. Una vez Willis le puso la pistola en la mano y le dijo que le enseñara como lo hacía en el jardín de sus padres. El director que se la sabía al dedillo lo hizo a la perfección. En "La jungla 4.0" se permite el lujo de homenajear a la primera parte en un plano de McClane abriendo una puerta con la pistola en la mano.


Escenas de acción
Los efectos digitales han impregnado el cine actual de acción y aventuras. Cosa por otra parte lógica porque siempre se debe aprovechar los avances que van apareciendo. Lo que pasa, que en muchos casos se llega a la saturación y se excede en su utilización. Las escenas de acción de "La jungla 4.0" han sido rodadas utilizando solo lo estrictamente necesario el ordenador dando verosimilitud a las escenas (dentro de lo increíbles que son) y conservando el sabor añejo de las anteriores películas de McClane. Si en la primera tenemos al héroe saltando del edificio Nakatomi antes de que explote la azotea. Si en la segunda vuela por los aires el avión de los malos cuando estos celebraban su victoria y en la tercera descarrila el metro o sale airoso de la inundación de un túnel. En esta cuarta entrega se quedarán en nuestra memoria la citada colisión de un coche con un helicóptero, la pelea con Maggie Q en el hueco de un ascensor dentro de un coche a punto de caer al vacío o el duelo de McClane con el Harrier. En la búsqueda por lograr sorprender a un espectador cada vez menos proclive al asombro se explora el límite de lo creíble hasta límites insospechados. Olvidándose uno de ver más fresco que una lechuga a McClane correr de un lado a otro sin que se resienta de palizas y caídas, las escenas son un festín visual espectacular y original.

El héroe
John McClane es ya uno de héroes más populares que dado el género y un icono de la cultura pop-cinéfila. La clave de esta popularidad es la chulería mezclada con la socarronería que tan bien ha interpretado el actor Bruce Willis en un papel que le va como anillo al dedo. Un personaje que desquiciaba siempre a los malos de la función. En "La jungla de cristal", Karl (Alexander Godunov) arremete contra la mesa enfurecido y Hans Gruber tiene que tranquilizarlo. Es un personaje con problemas matrimoniales hasta que al final (en esta cuarta entrega) están divorciados (en la tercera están separados). Ahora sus problemas tienen que ver con su hija, Mary Elizabeth Winstead (una de las chicas de "Death Proof"). Es interesante comprobar como en esta entrega se tiene que enfrentar a la tecnología utilizando los métodos que él siempre ha utilizado. "Es un policía analógico en un mundo digital", comentó Willis. Esto se puede comprobar en la escena en la que tapa con la mano la cámara de Kevin Smith para que Thomas Gabriel (Timothy Olyphant) no les escuche.

Los malos
Otro de los aspectos sobresalientes de la saga son los villanos, sobre todo en las películas de John McTiernan (1ª y 3ª). Alan Rickman como Hans Gruber, elegante, refinado y culto o Jeremy Irons que curiosamente interpretaba al hermano de este. Si bien es cierto que Timothy Olyphant no es un malo memorable, si cumple y no exagera su interpretación, que hubiera sido lo más fácil. Maggie Q ("Misión imposible III") que interpreta a la chica del malo, es una chica de armas tomar que tiene una pelea muy física con McClane. La actriz tuvo que aprenderse la coreografía del film en apenas una semana. Al final, salvo William Sadler en "La jungla 2: Alerta roja" todos buscan lo mismo, dinero.



Escenarios
Los marcos de la acción se han ido agrandando con cada película. En la primera era un edificio, en la segunda un aeropuerto, la tercera era la ciudad sumida en un caos y en la última todo el país. En las tres primeras el espacio temporal son unas horas y en la cuarta es algo más de un día. Eso sí, en todas, en unos pocos minutos se crea el conflicto y a partir de ahí vemos a McClane de un lado a otro, cargándose a los malos sin pestañear. Son películas sin tiempos muertos, que no dan respiro al espectador.

Guiones
Es curioso que la primera película de McClane se base en una novela de Roderick Thorp titulada "Nothing lasts forever" de 1979. El libro era una secuela de otra novela suya titulada "The detective" de 1966 que protagonizó Frank Sinatra en la versión cinematográfica de 1968. El protagonista se llamaba Joe Leland, que cambió de nombre para "La jungla de cristal", como supongo que también cambiaría el tono de la novela. Había nacido un mito de la acción de la nada. Sus secuelas se basaron en guiones originales, destacando el de Jonathan Hensleigh para la tercera entrega titulado "Simon dice" (como el famoso juego) que era una historia no escrita para la saga pero que se transformó en una película de McClane. Doce años después parecía complicado escribir un guión que pudiera satisfacerlas expectativas de los fans. La amenaza informática era un buen punto de partida, más teniendo en cuenta que John McClane no ha cambiado nada.

Señas de identidad
El acierto principal de esta cuarta entrega es haber sabido conjugar las señas de identidad de una saga archiconocida con los nuevos aspectos del reciente cine de acción. Sin esas señas, la película podría haber sido disfrutable pero nos hubiera dejado una sensación de estar viendo una película de acción ajena al universo "junglero":

-Walkie-talkies o móviles: Para los contactos sarcásticos de McClane con los malos de turno. Con su verborrea chulesca saca de quicio a los villanos.
-Lamento del héroe: Momento crítico, en el cual, McClane expresa su cabreo con quejas en voz alta de lo que pudo ser y no fue.
-Malos elegantes y cultos: Hans Gruber, personaje que puso de moda el terrorista culto y refinado que no se inmuta ante nada hasta la llegada del héroe. Cuando la señora McClane (Bonnie Bedelia) le espeta a Hans, "Después de tanta historia y de tanta palabrería no es más que un vulgar ladrón" y este dolido le replica, "Soy un ladrón excepcional, señora McClane, (...) debería ser más cortés". Su hermano prefiere la camiseta sin mangas para lucir músculos pero es también planea a la perfección sus golpes.



-Secundarios: En la primera era Reginald VelJohnson (popular por la serie "Cosas de casa") que intertretaba al sargento de policía Al Powell, el contacto fuera del edificio de John McClane, que repitió en un cameo en la segunda. En "La jungla 2: Alerta roja" era Dennis Franz ("Policías de New York") quien lo ayudaba o más bien entorpecía la labor de McClane. En la tercera, Samuel L. Jackson compartía protagonismo y añadía más humor a la saga. En esta cuarta parte es Justin Long quien acompaña al héroe en sus aventuras, un hacker sorprendido por la tranquilidad de McClane ante los extraordinarios y peligrosos acontecimientos que ocurren a su alrededor. "¿Había hecho esto antes alguna vez?"

-Música: El responsable de componer la banda sonora fue Michael Kamen en las tres primeras partes. Para esta cuarta contrataron a Marco Beltrami que no se aleja demasiado de la línea seguida por las anteriores. Aunque quién no recuerda el "Let it snow! let it snow! let it snow!" que canta Vaughn Monroe en los títulos de crédito finales de las dos primeras partes (se desarrollan en Navidad) que ponía el contrapunto final ante tanta tensión acumulada.

-La frase: ¡Yippee-ki-yay, hijo de puta! Sentencia de McClane antes de acabar con el malo. Se rumoreó que se suprimiría el hijo de puta, todos los tacos y la violencia para hacer una versión que pudieran ver los niños. Los fans de la saga tenían ya hijos y querían que disfrutaran de una película de McClane en el cine. Nada de nada, sigue la línea de las anteriores, con tacos, tiros, explosiones y muertes.

Subidón de adrenalina que retoma con envidiable fuerza la saga iniciada en 1988. Espectáculo puro y duro. Sin duda, el blockbuster del verano.

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